jueves, 16 de agosto de 2018

FOTÓGRAFOS CONTEMPORÁNEOS: Iria Castro


IRIA CASTRO

FANTASÍA Y MAGIA VISUAL

Traigo la fantasía más pura de este país, junto las imágenes más atiborradas de la experiencia artística y fieles del género fantástico fotográfico, de las manos más desarrolladas además dentro del mismo, proveniente todo de lo que hablo de las ideas extraídas y echas realidad de una imaginación tan diversa y llena de una creatividad tan vistosa, que es difícil creer que de un ser humano estemos hablando como creador de tal cosa, cuya persona en este caso, sería y es Iria Castro, la mujer de las manos de oro, o mejor dicho de los colores que rodean el mundo que ella crea con las mismas, siendo arropado el mismo por una atmósfera de dulzura y sensibilidad, que nos permite de ese modo, poder admirarlo, tanto de lejos como de cerca, y de ambas formas sentir lo mismo y más, sin perder ninguna particularidad a pesar de la distancia creada, o por otra parte, la grandiosidad de la obra, repleta de cariño y del sentimiento más puro, e interno de la autora.

Como algunos ya habéis podido suponer, es una autora de las que gozan un gran papel en esta clase, todo gracias a su gran labor en la innovación que está prestando al género de la fantasía, acompañada simultáneamente, por sus estilosos textos que dan voz, a esas pequeñas imágenes, portantes de una especie de anhelo, que nos hace sentir la necesidad de estar en ese mundo de reciente existencia.

En primer lugar, hay que destacar la realeza de esta obra, comenzando así pues por la propia fotografía, vestida de una gran suavidad, natural y vistosa, que acompañada del brillante color que de tan exquisitas tonalidades consigue, obtener ese resultado que termina en su estilo.

No obstante, también se debe tener en cuenta que la suavidad de la imagen se logra con un gran dominio de la luz y de la edición misma, adquirida por Iria en este caso, gracias a la inspiración y profesionalidad que ha ido adquiriendo con el tiempo gracias a su tan amplio aprendizaje, permitiéndole el mismo obtener estos bellos y finos resultados. De este modo, decimos que la imagen entonces, disfruta de una libertad de la rigurosidad y dureza tan popular en los novatos, que rompería en caso de su uso, el canon habido. En breves resúmenes, la imagen goza de la limpieza que tiene, a pesar de su fuerte edición vistosa.

La recreación de espacios exóticos, naturales con princesas intérpretes de musas, sería en este caso el argumento de esta digamos gran novela. Los lugares donde se desenvuelven estas escenas tan peculiares y mágicas, suelen ser exteriores, jamás en interiores cabe destacar, ya que en el respectivo caso de que este estilo se llevara a cabo en los ya mencionados, la esencia o más bien dicho, la propiedad protagonista del trabajo, hablando de la libertad y el espacio en el que se extiende esta, metafóricamente aroma que tanto da nombre al trabajo echo, se extinguiría inmediatamente, sin remedio alguno. Los espacios abiertos para los que se cuestionen esta especie de teoría de su funcionamiento en la obra fantástica, se debe porque a mi parecer, el ambiente abierto es el símbolo más bravo y real que puede personificar el contenido a exponer, en especial este caso. Además, bien es cierto y lógico que los lugares rasos e inevitablemente así libres, son los que permiten que las emociones puedan sobrevolar y disfrutar del entorno, cubierto por esa atmósfera tan especial.

De este modo, si entramos en un detallismo claro y preciso, podemos observar cómo las flores y los decorados, propios mayormente de la naturaleza, son los que componen principalmente lo representado. Las mismas pueden llegar a ser un gran ejemplo de simbolismo, pudiendo llegar a ser desde un componente que actúe como una máquina de referencias que  continuamente relacione las mismas desde el estado de ánimo del sujeto hasta a ser un simple objeto embellecedor, ni más ni menos.

Por otro lado, las personas que componen la obra, mayormente mujeres, son quienes dan ese tono de diversidad a la obra, logrando de ese modo darle el buen embrujo que rocía de modo asombroso. Además, el que haya un elemento propio de la obra, lo podemos relacionar con la mano de la autora, que en este caso, es la que permite que haya una parte suya dentro de la creación.

De vez en cuando teorizo sobre eso mismo, en que el propio artista es el arte de la obra, es decir, que es una parte a su vez, si no pilar, ya que como bien es reconocido como el creador de la misma, debe haber por supuesto parte de sus restos en la misma. No obstante, a ese mismo pensamiento le pongo de antemano límites, para que no roce la elaboración en este caso de un modo u otro, y asimismo se forje un lazo de contacto con el Hamparte, y así se interprete la idea mía como un resultado como si el que crea ha realizado una gran obra de arte, todo lo que haga a pesar de ser de una calidad pésima o simplemente, Hamparte, sea una obra de arte, con dignificación en el nombre.

Un error además absoluto por parte del arte contemporáneo, en todos sus campos, por cierto, el tomar teorías semejantes a la anterior expuesta, si no antes ya se ha adelantado y en parte, ha sido planteada ya.

En conclusión, mi punto de vista sobre a lo que me refiero, es que parte de Iria está en la obra, todo aquello que siente o imagina, la mentalidad misma, está en la imagen, cosa que logra hacernos ver a los espectadores lo representado como ella misma lo siente. Algo único y muy propio de autores de este nivel y arte. Así que dicho de otro modo y concluyendo, las personas representadas en las imágenes, son la gracia o más bien el sentido, acompañado todo al mismo tiempo del poderío y vigor de el sentimiento dado.

Asimismo, nada de esto ocurriría si no fuera gracias a los habituales colores, atípicos a diferencia de los particularmente empleados en el actual panorama clasicista fotográfico. Con respecto al mismo, éste lo es en su máxima  pureza, de eso no cabe duda, pero esto es algo diferente, otro caso, ésta obra padece de una gran invasión de la fogosidad de la mano de la artista y su destreza, a pesar de que en alternadas veces, como en otros, caigan en el fallo de que esto se haga algo monótono, aunque se ayude de que la originalidad y un estilo, ambos complicados factores de descubrir, se vea eclipsado por ese inmenso y vistoso pormenor, como excusa.

Las mismas tonalidades del color y todos sus derivados, se encargan de transmitir la impetuosidad, tempestad o el minúsculo espacio conceptualista, de un modo sencillo, pero exacto y efectivo. En cuanto a su identificación, no podríamos obtener una respuesta clara, ya que al parecer los colores que emplea se distinguen por variar según el ciclo y las condiciones del entorno, pero sí que podríamos decir con una precisión a ojo, que se agrupan entre los fríos y los cálidos, siendo estos mayormente concentrados en las tonalidades frías, relacionadas con la tendencia comúnmente a verdes, azules y morados, variando estos con ayuda de los contrastes y las variaciones de la gradación. Hay que sobresaltar además que también ha tenido etapas en las cuales ha empleado más colores junto sus respectivas tonalidades templadas, a pesar de que desde haga una desvariada temporada, emplee los tonos fríos, los cuales como decía antes eran los que posibilitaban la idea de la obra.

Con relación al detallismo, las referencias podrían ser bastante amplias y la mar de interesantes, pero tan sólo destacaré una, la que para mí es de las que menos importancia se les da, para así las otras dejarlas para el análisis personal propio.

En este caso, lo único que destaco, y lo mismo que más me ha impresionado, ha sido en este caso, el rasgo de la lluvia o la nieve, el cual en diversas escenas que ha representado Iria durante su etapa artística, continua hasta la actualidad, ha sido para mí uno de los símbolos, digamos, que más logran representar de un modo u otro, lo sentido por el sujeto que vemos. Es un gran recurso, pues, podemos concluir, ya que es un gran apoyo que recibe la obra para poder ser mejor entendida por quien la interpreta, o el habitual espectador, sea o no habitual espectador del trabajo de Iria.

En resumen, aquí de nuevo hemos descubierto a una nueva artista, que de nuevo, renovando el retrato fantástico, logra sorprendernos, a pesar de que tan sólo realicemos un simple análisis del fruto de su mano, única en su género, y renovadora artista del retrato incluso un tanto psicológico, de la actualidad.





Valle Inplán.







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